
MITOLOGÍA GRIEGA
ARCANO 0: “EL LOCO”
El Héroe de nuestro camino es el misterioso Dios Dionisios, el que Nació Dos Veces. Era hijo del gran Zeus, Rey de los Dioses y Semele, una mujer mortal princesa de Tebas. La esposa de Zeus, Hera, furiosa por la infidelidad del marido, se disfrazó de niñera y susurró a Semele que tenía que probar su devoción de amante pidiendo a Zeus que se le manifestara en toda su divina gloria. El dios, que había prometido a Semele cualquier cosa que deseara su corazón, se vio obligado a cumplirla cuando ella insistió en que le revelara su divinidad. Con disgusto, se manifestó como trueno y relámpago y Semele ardió en llamas. Pero Zeus logró rescatar al niño que iba a nacer, cosió el feto en el muslo de Zeus; así nació Dionisos.
Hera seguía persiguiendo al extraño niño con cuernos, y mandó a los Titanes, los dioses de la Tierra, a que lo hicieran pedazos. Pero Zeus rescató el corazón del niño, que aún latía. A éste corazón lo transformó en una pócima de semillas de granada, hizo con ella una bebida mágica ofrecida a Perséfone por Hades, el dios subterráneo, cuando la raptó. Perséfone quedó embarazada, y así nació Dionisos nuevamente en el mundo subterráneo. Por eso se llamó Dionisos Yaco, el Nacido Dos Veces, dios de la luz y del éxtasis. Su padre Zeus le ordenó vivir entre los hombres y compartir sus sufrimientos, Hera le hirió con la locura, y él vagó por todo el mundo, seguido por sátiros silvestres, muchachas y animales salvajes. Obsequiaba con vino al género humano, y llevaba el éxtasis de la ebriedad y la redención espiritual a los que estaban dispuestos a renunciar a su apego al poder mundano y a la riqueza. De vez en cuando, su padre celestial, Zeus, lo elevara al Olimpo, donde tomaba su asiento a la derecha del rey de los dioses.
A nivel interior, Dionisos, el Loco, es una imagen del misterioso impulso que tenemos dentro de arrojarnos a lo desconocido. Nuestra parte conservadora, prudente y realista contempla con horror este espíritu salvaje y juvenil, que, confiando en la providencia, se dispone a caminar sobre el borde del precipicio sin un momento de vacilación. La locura de Dionisos parece locura sólo a esa parte de nosotros que está constreñida al mundo de la forma, los hechos y el orden lógico. Pero en un sentido más profundo no es locura, ya que es el impulso hacia el cambio que cae sobre nosotros “del cielo”, que no tiene una base racional ni un programa de acción prefijado. El dios está retratado en pieles de animal, porque, de alguna manera, esta dimensión intuitiva e irracional de la personalidad humana es lo que se denomina “función trascendente” de nuestra Psique.
Dionisos es el Hijo del Rey de los Dioses, y está en armonía con el espíritu de su Padre, aunque éste le haya ordenado vivir en la Tierra con los mortales; pero cuando este impulso nos hiere, es difícil saber si procede de la morada celeste de Zeus o de un lugar más oscuro, más subterráneo.
El Loco está en el comienzo del camino y cuando somos afectados por el misterioso impulso que él representa, estamos también en el umbral de un camino.
LA LOCURA DE DIONISOS PARECE LOCURA SÓLO A ESA PARTE DE NOSOTROS QUE ESTÁ CONSTREÑIDA AL MUNDO DE LA FORMA, LOS HECHOS Y EL ORDEN LÓGICO
REPRESENTA EL IMPULSO IRRACIONAL HACIA EL CAMBIO Y HACIA LOS HORIZONTES DE LA VIDA, ABIERTOS A LO DESCONOCIDO: ELLO PUEDE SER CREATIVO O DESTRUCTIVO, y en ocasiones ambas cosas juntas.
ES CAMINAR AL BORDE DEL PRECIPICIO SIN VACILAR
ES SENTIRSE INUNDADO POR UN EXTRAÑO E INEXPLICABLE DESEO DE UN DETERMINADO ALIMENTO ESPIRITUAL QUE NO SE PUEDE COMPRENDER DEL TODO.
Por eso el Loco es una figura absolutamente ambivalente, porque al comienzo de un camino así no hay ninguna garantía de que lleguemos del todo sin peligro. No comenzarlo significa negar al dios, que en un nivel interno quiere decir negar todo cuanto hay en nosotros de juvenil, de creativo, y que está en contacto con lo que está por encima de nosotros mismos.
HA LLEGADO UN NUEVO CAPÍTULO EN NUESTRA VIDA.
SE TIENE QUE SENTIR GANAS DE DAR UN SALTO HACIA LO DESCONOCIDO.
Santo – Loco, el Arcano es ambiguo y contenedor de ambos conceptos. Puede conducirnos a lo divino o a lo ridículo. Emoción y temor: un gran camino ha de comenzar.